domingo, 19 de diciembre de 2010

FELIPE PIGNA “Se volvió a hablar de política en la Argentina”

FELIPE PIGNA

“Se volvió a hablar de política en la Argentina”

Publicado el 19 de Diciembre de 2010

El historiador acaba de publicar Libertadores de América. Vida y obra de nuestros revolucionarios. En este entrevista habló de su flamante obra y de la vinculación de este presente de Latinoamérica con aquellas luchas libertarias signadas por el espíritu de la patria grande. Se refirió, además, al legado de Néstor Kirchner, a la década que concluye y a los sucesos que agitan la agenda política y social.
 
Autor e historiador profuso, poseedor de una claridad expositiva dinámica y versátil, Felipe Pigna se erigió como un referente indudable a la hora de acercar y divulgar el conocimiento histórico. Indiferente al recelo que despierta en algunos espacios del saber académicorevindica su alcance masivo y la importancia de trasmitir otra interpretación del pasado. Se diferencia tanto de la historiografía liberal que mira hacia adentro con anteojeras eurocentristas, como de la que apela a una mirada tan descontextualizada que, en sus propias palabras, “compara a San Martín o a Bolívar con el Che o Fidel, exigiéndoles las mismas proezas”.    
Acaba de publicar Libertadores de América. Vida y obra de nuestros revolucionarios, en el que recorre la vida de cinco libertadores y líderes de la gesta independentista: Bernardo O’Higgins, Simón Bolívar, José de San Martín, Manuel Belgrano y Francisco de Miranda. Con una prosa sencilla y una innumerable cantidad de fuentes de esa época, el texto recorre las distintas encrucijadas que atravesaron aquellos hombres de genio, ahonda en sus multifacéticas personalidades y los liga con el trasfondo que suponía la ruptura del viejo orden monárquico-colonial y la fuerza arrolladora de una nueva era que prometía libertad, fraternidad e igualdad.  
Bajo el auspicio de una luminosa mañana, casi de verano, y rodeado de su vasta biblioteca, el director de la revista Caras y Caretas  recibió a Tiempo Argentino.


–¿Por qué sumergirse en los años de las luchas independentistas a través de la vida de algunos de sus líderes?
–Es una colección que está pensada para varios tomos, así que no serán los únicos libertadores que van a aparecer. Fueron elegidos, en primer lugar,  por algunas afinidades interesantes que existen entre ellos. Los cinco tienen en común el haber tenido una formación importante en España. A España se la suele ver simplemente como un lugar de absolutismo, pero en aquel momento, fines del siglo XVIII y principios del XIX,  se daba un doble proceso. Una monarquía absoluta en el poder y, a la vez, algunos ministros hablaban de innovación cultural, industrial, con un ideal de modernidad. Los círculos liberales de Cádiz y los pensadores ilustrados españoles hicieron más accesible ese pensamiento porque esa adaptación acercaba un poco a América, lo que podía ser el pensamiento de la revolución, el enciclopedista y el de la economía política. Esto se observa notablemente en Belgrano, que estudia allí en la época de la Revolución Francesa.
–¿Qué otras similitudes y diferencias tuvieron estos libertadores?
–La formación militar de algunos de ellos: como el caso de O’Higgins, Francisco de Miranda o de San Martín, que es el que más tiempo vive allá. También la gran entrega a la causa revolucionaria, el sacrificio enorme que supone una vida dedicada a la lucha, pese a venir, algunos de ellos, de familias de mucha fortuna. Esto se ve notablemente en el caso de Bolívar, que venía de una familia muy rica y deja todo para dedicarse a la revolución sin que le importe desprenderse de su situación tan cómoda. Eran todos muy lectores. Miranda tenía una biblioteca de 6000 volúmenes. Hablaba siete idiomas, escribía muy bien. Belgrano y San Martín fueron muy autodidactas, lectores de los teóricos franceses y de los clásicos griegos. San Martín fue un gran donador de bibliotecas. Fundó y donó las bibliotecas de Mendoza, Santiago de Chile y Lima. Fue también un apasionado de la música, un gran guitarrista.  
–¿Qué cuestiones de la vida personal de Bolívar lo llevan a elegir ese camino? 
–La influencia de Simón Rodríguez, su maestro, fue extraordinaria. Le trasmite todo un pensamiento revolucionario basado en la filosofía de la época. Rodríguez traduce y adapta el Emilio de Rousseau. Es el hombre que despierta en Bolívar su ímpetu revolucionario, y se encuentran en Roma donde Bolívar jura, en el Monte Sacro, liberar a América cuando eso estaba muy lejos de concretarse. Bolívar es un personaje con una gran voluntad, alguien que no se da por vencido nunca.
–¿En qué sentido contribuye la obra a la producción historiográfica?
–No suelo tratar de buscar o develar algún misterio. Sí me interesa dar otra mirada  sobre lo que se conoce. El libro insiste en el aspecto humanista, político, en las convicciones de grandes personas que fueron puramente vinculadas a lo militar.
–¿Cómo se vincula el tema de este libro con el presente que vive la región? 
–En este momento, hace falta recordar todos los elementos de unidad que tenemos los latinoamericanos. En la Argentina fuimos educados a la europea, por lo que es aún más interesante acercarle a nuestra gente estas vidas que se parecen mucho entre ellas. Como no creo en los destinos individuales, sino en la construcción colectiva, busco contar las historias de los pueblos a través de los líderes que encabezaron y fueron, a la vez, el resultado de esos mismos procesos.
 –¿Qué le falta a la Argentina de hoy para ser un país plenamente independiente?
–Manejando el circuito comercial, los ingleses controlaron el circuito económico y político. A partir de la unidad nacional “a palos” de Mitre y el predominio porteño, lo que hay es un desarrollo de una burguesía terrateniente que produce para la exportación y que no se preocupa por el mercado. Tampoco se preocupa por tener bajos índices de endeudamiento. Todo eso estalla en la crisis del ’30. El país con el que se encuentra y que revierte el peronismo es tremendamente injusto. En la Historia argentina la primera inflación por consumo y por crecimiento, el viejo truco de los empresarios que producen menos y encarecen el producto, se da en el peronismo, cuando el sistema económico no se readaptaba a una nueva situación que estimulaba el consumo de los humildes.
–¿En qué aspectos revirtió el kirchnerismo esa situación de dependencia?  
–Comenzamos a vivir con lo nuestro y a armar un esquema productivo que no depende de la financiación externa. Un esquema que comenzó a consolidarse, desde 2003, con la cancelación y la no toma de nueva deuda. Lamentablemente, el sistema bancario privado no acompaña este proceso. El camino de producción, de incentivo del consumo, la atención de los sectores populares que se profundizó con la Asignación Universal por Hijo, es el correcto. La política educativa en algunos puntos fue muy importante. Por ejemplo, la vuelta de las escuelas industriales que genera nuevos técnicos capacitados para integrarse a las industrias que crecen.
–¿Cuál es el balance de esta década que se termina?
–Empezó trágica y triste. Hay que recordar lo que eran las calles de Buenos Aires en 2001 y 2002. La pobreza era masiva. Treinta muertos el 19 y 20 de diciembre. Pero apareció un elemento común en Latinoamérica, inesperado, que apostó al crecimiento, la inclusión social, a la reivindicación de derechos. Y se zafó de la crisis financiera internacional de 2008  por haber hecho todo lo contrario de lo que recomienda el FMI. Según la Cepal, es la primera vez, en estos cinco siglos, que América Latina crece a un 5% en términos generales.
–¿Cuál es su mirada de lo que ocurrió en Villa Soldati y la actitud del gobierno de la ciudad?
–Hay situaciones de injusticia tremenda, de gente que no tiene adonde vivir y que pierde casi todo su sueldo alquilando una casilla. Que un jefe de gobierno salga con un discurso tan discriminatorio no ayuda para nada. El gobierno nacional tiene que mantener su postura, que en la Argentina no puede haber un solo muerto más. Hay que ir con la justicia hasta las últimas consecuencias en el caso de Mariano Ferrey-ra. En cuanto a los wichis de Formosa, se necesitan urgentes respuestas en los máximos niveles del Estado para resolver la precaria situación de los pueblos originarios. No hay tiempos políticos cuando hay gente sin atención.
–¿Hay quienes buscan sacar rédito de esas situaciones estimulando la idea del caos social?
–Del lado de la derecha reaccionaria se fogonea constantemente la idea de caos social. Los diarios hegemónicos exigen represión y lo toman a Duhalde como principal vocero cada vez que pasan estas cosas. Y también, en algunos grupos de ultraizquierda, aparece un regodeo como si lo que ocurre los beneficiara. La seriedad política pasa por resolver el fondo que encierra toda protesta, por encaminar esto por la vía judicial y por exigir a las autoridades que se actúe con toda rapidez.
–¿Cómo entró a la Historia el ex presidente Néstor Kircher?
–Como el presidente que cambió el curso de la Historia. Empezó a atender los problemas nacionales, enfrentándose a los sectores que merecían ser enfrentados. Se volvió a hablar de política en la Argentina. Además, nos colocó internacionalmente en otro lugar, reforzando nuestras alianzas naturales con nuestros países hermanos. Y claro, puso el hincapié en un tema fundamental como los Derechos Humanos.
–¿Cómo analiza la conducta de la oposición?
–La misma oposición que festejó la muerte de Kirchner, lo está llorando en algún punto, porque él era la referencia que los aglutinaba. Están completamente desorientados, desunidos como nunca, quedan al desnudo, como destructores de la política.

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